El trauma del nido vacío ya superado se reconforta con la visita de mamá a los hijos que van a estudiar o trabajar a otra ciudad. Si quieres que tu estadía sea placentera para todos y tú relación con ellos no se afecte, te recomiendo estos tips. Puede que para algunos no funcione, pero luego de mi experiencia con dos, creo que aplicaré esto con el tercero.
- Avísales de tu viaje y por favor que sea con anticipación. La regla de oro: No les llegues de sorpresa. Puede que te encuentres con algo “inesperado”o que justo en ese fin de semana tengan el viaje con amigos, el nuevo “date”, la rumba del año o el examen más difícil del semestre.
- No te hagas la víctima. Ya no funciona tu manipulación ni tus amenazas. Ellos están felices en esta nueva experiencia. No lo arruines con tus shows y tu drama.
- Consiéntelos mientras estés de visita. Invítalos a comer si no sabes cocinar. Pasea a su mascota. Entrégales todo tu amor y disposición en esos días y luego vete a dormir temprano para que ellos sigan con sus planes. Si te invitan, vístete bien moderna y apúntate a ir a la fiesta más loca si es el caso y no te alarmes por nada de lo que veas.
- No prolongues tu estadía. Cuatro días es suficiente, una semana como máximo. Esto varía según los hijos, mamás o circunstancias. En mi caso es la fecha límite en donde comienza a tambalear la luna de miel entre mamá e hijos. No pretendas estar 24/7 con ellos en esta visita. Llévate un libro por si las moscas te estás volviendo muy intensa y controladora.
- Esta es su casa ahora. Tienen gustos y necesidades diferentes a las tuyas. No critiques su espacio. Que si están sucios los muebles o la cocina o si deben cambiar el color del cuarto no es asunto tuyo. Así como en tu casa quieres que recojan la toalla del piso y no coman cereal en la cama, haz tú lo mismo. Algo importante: Trata de no cambiarles de sitio o dañarles sus cosas. Yo quemé su alfombra por pretender fumar narguila con ellos intentando ser la más cool. Me sentí horrible pero gracias a Google aprendí como salvarla y allí les dejé mi recuerdito tapado con la mesa de centro.
Cada familia es diferente. A lo mejor estos consejitos no aplican con tus hijos pero siempre esperarán un nuevo encuentro o una nueva visita después de la despedida. Lo mejor es que llegues relajada para no lamentarte luego. Recordarles lo más importante para que sean buenas personas, dejando los prejuicios en casa y entendiendo que son otras épocas. Con buena energía y sin “dictar cátedra” tu visita estará llena de amor y de entrega incondicional como siempre y seguro será muy gratificante para todos.