Con hijos no hay manera de evadir la responsabilidad de tener en casa todos los días un menú fresco, sano y balanceado. Esto se puede convertir en todo un reto, pues la imaginación y las ganas muchas veces no dan para mucho, pero con un buen esquema de organización, todo se vuelve más sencillo y variado. Siguiendo estos pasos verás como simplificas todo y sorprendes gratamente a tu familia.
1. Haz una lista de todos los platillos que sabes preparar y que le gustan a tu familia y divídelos en 4 columnas. Esto es: sopas, platos fuertes, guarniciones (o acompañantes) y postres.
2. Realiza todas las combinaciones posibles entre estos platillos y con eso arma un calendario mensual de comidas.
3. Reserva las recetas nuevas para fines de semana en los que tengas más tiempo de experimentar y cuando no tengas invitados a comer, ¡nunca prepares algo por primera vez cuando alguien va a ir a tu casa! El estrés es demasiado y las posibilidades de que no salga bien, altas.
4. Echa mano de páginas de internet que tienen muchas recetas, como las de algunas marcas o bien de herramientas como Pinterest. Ahí suelen encontrarse recetas muy sencillas y apetitosas.
5. Fíjate en tu calendario al inicio de cada semana y revisa tu refrigerador y alacenas antes de ir al supermercado, así evitarás olvidos, vueltas de más y ahorrarás no solo en víveres, sino también gasolina y tiempo.
5. Prepara comida solo cada tercer día, comiendo lo mismo dos días consecutivos (puedes hacer variaciones sencillas) o bien, cocina un día a la semana y congela todo para irlo sacando conforme se necesite.
6. Prepara platillos “base” como caldo de pollo, del que puedes sacar varias cosas como el caldo, las piezas de pollo y la verdura cocida para preparar distintos guisos aprovechando, por ejemplo, el caldo para la sopa de pasta, las verduras para hacer una crema y el pollo con algún otra preparación.
7. Prepara salsas para pastas saludables (de tomate naturales, verduras, carne molida de pavo) que puedas descongelar y combinar con diferentes estilos de pasta.
8. Usa la quínoa, puedes prepararla con caldo de pollo y guardarla para luego combinarla haciendo diferentes platillos como la quinoa con pollo, vegetales, champiñones con queso parmesano, etc. Esta semilla no es solamente rica en sabor sino en su contenido nutricional.
9. Ten siempre en la despensa latas de atún, frijoles, sopas preparadas y también deshidratadas que te sacan del apuro en unos cuantos minutos. Que tu familia coma esporádicamente comidas pre hechas no les hará daño, simplemente evita que se convierta en tu día a día.
Con estos sencillos consejos verás que la hora de planear la comida se vuelve mucho más sencilla. ¡Suerte!
Por Adriana Vera Orozco