¿Comprarla o no?
Hace algunos meses despertó el interés de mi hija de 5 años por tener una muñeca American Girl. Para serles sincera, hasta entonces no había entendido el fenómeno que había de esas muñecas lo único que conocía de ellas era su elevado costo y la afición entre las niñas que se ha generado no solo aquí en México sino en los Estados Unidos y toda LatinoAmerica alrededor del mundo American Girl. Un buen día regresando del cole mi hija me dijo: «Mamá estoy muy segura que quiero una American Girl como la de mi amiga Valeria» Después no fue solo Valeria, fue Isabella, Sofía, Juliete, Ximena y la lista de amigas crecía velozmente.
Cada que la lista de nombres crecía, también crecía mi idea de que las ganas de tenerla era más una moda o capricho (como pasa con muchos juguetes a sus edad) y el poder postularse en la lista de niñas que ya la tienen y las llevan a cualquier play date.
La insistencia crecía, un viernes después de recibir un reconocimiento por compañerismo en el colegio, decidí llevarla a dar una vuelta por la tienda y así entender la magia de American Girl. La experiencia resultó fascinante para las dos y me pude dar cuenta que para ella no era una muñeca o un juguete más, la similitud física, la ropa, actividades, deportes; y vaya hasta de peinado, hacen que exista una conexión fuerte entre la muñeca y la niña que la posee así que decidimos que si tanto era el anhelo de tener una, entonces debíamos de poner un objetivo y cumplirlo.
En mi caso el objetivo fue lograr comer sentada por 21 días, si 21 días!!! Probablemente eran muchos pero coincidió el número con los días que le faltaban al mes y también la teoría de repetir más de 20 veces una misma actividad para que se vuelva hábito.
El objetivo se cumplió y claramente la recompensa era muy buena, ya que el valor de esta muñeca supera el costo de muchos otros juguetes que puedan ser objeto de deseo.
Después de varios meses de tenerla, he llegado a la conclusión de que a esta edad mi hija le ha dado un valor sentimental muy alto a su muñeca, que se concientizó que no se trataba de un juguete más y que tuvo que esforzarse por obtenerlo, que las dos salimos beneficiadas y lo que más felicidad me causa es observar como juega con ella y que realmente disfruta de su niñez jugando a lo que todas las niñas deben hacer a esta edad… jugar a las muñecas, cualquiera que esta sea.
Por Lorena Calderon