Mucho se ha hablado del tema, que si es mala, que si no es tan mala… que si es el mismísimo demonio… ¡y la única verdad es que la televisión es una realidad en nuestras vidas! Como tal, hay que aprender a utilizarla de la mejor manera y es nuestra responsabilidad enseñarles a nuestros hijos buenos hábitos en torno a ella.
Aunque eso suene lógico y sencillo, no siempre resulta así. Las pantallas están por todos lados y algunos niños se entretienen tanto con ella, que es fácil caer en la tentación de ponérselas más de lo debido. Aquí algunos consejos para darle el mejor uso a este aparato:
Establece horarios: Los niños entienden todo mejor y se sienten menos ansiosos cuando hacemos las cosas siempre con el mismo orden. Por eso hay que tener rutinas y seguir horarios, y la televisión no es la excepción. Determina hora del día y días de la semana en los que se verá la televisión y apégate a ello. Puede costarte trabajo al principio pero si te cumples lo establecido, en pocos días los niños ya estarán acostumbrados y se acabarán las batallas por apagar el televisor.
Fija el tiempo límite: No se recomienda que los niños miren televisión más de una hora al día, pero eso es el máximo y no tienen por qué ver todo ese tiempo diariamente. Entonces puedes poner la dinámica de que de lunes a jueves se ve de 20 a 30 minutos antes de dormir, los viernes se permite una película y los sábados y domingos se prescinde de este entretenimiento, por poner un ejemplo.
Revisa los contenidos: No todos los programas de muñequitos son para niños, y no todos los programas infantiles son para todas las edades. Tómate el tiempo de ver y leer acerca de los programas más adecuados para la edad de tus hijos, y elige solo aquellos que consideres que pueden aportar más a su aprendizaje o de sano entretenimiento.
Los programas y películas en disco o por internet (a diferencia de la transmisión de TV convencional) son ideales por dos motivos: no contienen publicidad y es muy fácil detenerlas cuando quieras, retomarlas donde se quedaron, y controlar el tiempo que se ve.
Que no invada tu espacio: Procura que la televisión esté colocada en un espacio de la casa especial para ver televisión, es decir, evita que esté en los dormitorios, en la cocina, en los pasillos, o en el living. De esta forma evitas que esté encendida cuando realmente nadie la está viendo o que irrumpa en actividades en las que no se requiere. Hay quien opta por tenerla en un mueble con puertas que la oculta cuando no se está usando o de plano taparla con una sábana para que a los niños les quede claro que no es para usarse todo el tiempo.
No la utilices como niñera: Muchas veces los niños quedan tan absortos al mirar televisión que resulta cómodo para los papás prenderla y descansar un rato de cuidarlos. Sin embargo esto no es aconsejable pues se pierde la noción del tiempo y no se puede monitorear lo que están viendo, además de que, al no interactuar con otras personas, después de un rato su cerebro se pone en “automático” y de ahí vienen después los desordenes de déficit de atención.
Úsala para fomentar la convivencia familiar: Si se va a ver la televisión, de preferencia que sea en familia. Comenta lo que están observando y hazles preguntas sobre lo que piensan de lo que pasa en pantalla. También puedes crear toda una experiencia de “cinito” un día a la semana, en la cual apaguen las luces, preparen palomitas y golosinas.
Pon el ejemplo: Como en todo, se educa con el ejemplo, y si vas a pedirles a tus hijos que moderen su uso de la pantalla, tú debes hacer lo mismo. Límitate a ver noticiarios y contenidos no aptos para niños (como telenovelas o películas con violencia) solo cuando tus hijos no estén en casa o estén dormidos.
Si sigues todos estos consejos, la tv más allá de volverse el enemigo contra el que hay que luchar, se puede volver una parte muy disfrutable de la rutina familiar.
Por Adriana Vera Orozco