Sabemos que podemos ser madres y profesionales a la vez; entonces ¿por qué esa necia sensación de que algo está mal?

Muchas mujeres desde niñas soñamos con la maternidad, con dedicarnos a nuestros hijos. Otras fantaseamos con las mejores doctoras, profesoras, abogadas, etc. Hasta aquí todo luce maravilloso. Pero, ¿qué pasa cuando estos dos sueños coinciden y se convierten en una realidad? ¿Cómo lidiar con el desgarrador sentimiento que despierta dejar a un hijo, bañado en lagrimas,  diciendo: “no te vayas a trabajar mamá, no me abandones”, y con el demandante ritmo que supone tratar con jefes, elaborar reportes y cumplir interminables horarios de trabajo? Peor aún: ¿Cómo sortear el malestar tan común en las mujeres, de querer, mas no poder, hacer todo y la perfección: EL SENTIMIENTO DE CULPA? Es un pesar ausente en la mayoría de los hombres, quienes, por tanto, no lo entienden.

¡Nos creemos culpables de todo! Por pasar mucho tiempo en el trabajo en vez de estar con nuestros hijos, por salirnos temprano de la oficina para estar con ellos antes de irse a la cama, por no estar impecables cuando nuestro esposo llega a la casa, porque falta jugo  natural o leche en el  desayuno, por no devolverle la llamada a una amiga, por no preparar comida casera y “orgánica” a nuestros hijos. La lista puede ser infinita., pero ¡basta!, no es posible reprocharnos ser malas madres, esposas, amigas, profesionales, manos aún compararnos o dejarnos llevar por lo que  otras mamás que no trabajan fuera de casa o mujeres profesionales sin hijos, incluso nuestros propios padres – cuya circunstancia fue muy diferente a la nuestra – nos dicen.

Para acabar con este sentimiento y poder enfocarnos y disfrutar todo lo que hacemos, considera estos tips:

1. No te sientas víctima, al contrario , agradece el tener un trabajo que te permitirá dar a tus hijos oportunidades que, quizá, sin esa actividad remunerada, no podrías darles.

2. Disfruta tu trabajo y da lo mejor de ti en las horas que estas en él, así no tendrás pendientes en horas que deberás estar con tu familia.

3. Valora. Piensa en lo bueno de ser una profesional, y lo que esta faceta hace por tu balance mental , cuanto más equilibrada te encuentres, mayor será la calidad del tiempo que dediques a tus hijos.

4. ¡Háblalo!, conversa con tus amigas y otras personas en la misma situación, seguramente recibirás consejos muy útiles

5. Involucra a tus hijos en las tareas del hogar: recibirás más apoyo y fortalecerás la unión.

6. Pide ayuda a tu pareja: Quizá el pueda salir temprano un día a la semana y dedicarse a los hijos mientras tú atiendes más tu trabajo , segura de que estarán bien cuidados.

7. Reflexiona ¿Por que te sientes culpable? Tal vez tus metas son poco realistas. NO te enfoques en lo que “podrías” sino en lo que “tienes” que hacer.

8. Aprende a decir “no”. Esto te ayudará a limitar el tiempo que dedicas a tu trabajo para así estar en casa. Recuerda, no puedes quedar bien con todos.

En resumen: Reconoce lo mucho que haces y ¡muy bien! Impide que la culpa hiera tu autoestima y te impida disfrutar de las cosas maravillosas haces y de las bendiciones que  tienes.