Cuando nos separamos de una pareja querida, de muchos años de relación o aquel a quien amamos nos abandona, nuestra primera reacción suele ser “nunca voy a volver a amar a nadie”. Por fortuna, suele no ser así. Lo importante es poder hacer el duelo por esa pérdida y de esta manera volver a estar en condiciones de apostar al amor de pareja.
Cuando aquel quien queremos mucho o a quien le tenemos mucho apego por la historia compartida se va de nuestro lado, es lógico que se sucedan tormentas emocionales y atravesemos diversos estados anímicos. Quien siente que se queda sin su amor suele atravesar distintas fases, entre ellas la negación, el enojo, la tristeza y, finalmente, si se trata de un proceso sanador y bien resuelto, la aceptación de la situación. Es importante poder transitar cada paso del proceso y no escapar al dolor para poder finalmente sanar las heridas del corazón.
Aunque parezca contradictorio, el dolor puede ser un gran maestro para encarar una nueva y nutritiva relación sentimental.
Estas son algunas consejos que pueden ayudar a la post separación:
- No preguntarse “por qué a mí” sino intentar ver, aunque no sea fácil ni inmediato que esa situación de pérdida dejará muchos aprendizajes. Los momentos malos y buenos que se comparten con otra persona, siempre dejan enseñanzas si se está dispuesto a aprehenderlas.
- Evitar sentirse como “víctima” o culpable de la situación. Que una persona haya dejado de querernos o prefiera encarar otros caminos, no pone todo el peso de la responsabilidad de nuestro lado. Para bailar el tango hacen falta dos. Situarse en el lugar de víctima suele conllevar un relato repetitivo y poco constructivo que nos aleja de nuestro propio crecimiento y, a la vez, hace que la gente se aleje de nosotros.
- No catalogar a la separación como un “fracaso”. El único fracaso en la vida es no intentar lo que se desea.
- Sea que se haya sido víctima de un engaño o algo que se sienta como una traición, nada aporta aferrarse a pensamientos negativos como la idea de venganza o el resentimiento. Para “limpiar” la mente de estos pensamientos tóxicos es fundamental tener presente que nadie nos pertenece, que las personas tenemos tiempos diferentes y seguimos distintos caminos a nivel evolutivo, con aciertos y errores.
- Hacer un esfuerzo para, de manera gradual, poder “soltar” a ese otro que ya no está en nuestra vida físicamente, aunque quede en nuestra historia personal y en nuestro aprendizaje.
- Atravesar el dolor sin intentar escapar de él. Hacer el duelo a fondo para que, una vez que llegue una nueva persona a la vida sentimental, no se convierta en depositaria de heridas abiertas, frustraciones y reproches del pasado.
- Animarse a salir de la zona de confort. Explorar nuevos grupos humanos, estudiar un idioma, llamar a los viejos amigos, buscar un amor en un sitio de citas… Y, fundamentalmente, liberarse de los prejuicios propios y ajenos.
Y recordar que una separación también puede ser la gran oportunidad para redescubrirse.
Por Valeria Schapira
Experta en relaciones para Match.com