Para desarrollar en nuestros hijos la bondad y caridad no hay nada mejor que nuestro propio ejemplo y el de sus profesores. Debemos siempre mostrarnos generosos con los mas necesitados, con los que sufren, y, en general con el prójimo.
Realicemos favores siempre que podamos, demostrando que nos complace hacerlos. Incluyamos en ellos a nuestros hijos. Evitemos juzgar o criticar y por el contrario, siempre sembremos armonía en el hogar . Ese ambiente de caridad conseguirá más que cualquier sermón desarrollara una de las virtudes mas bonitas en el ser humano.
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