Cuando nos mudamos, no sólo cambiamos el lugar al que llamamos hogar y el entorno en el que nos movemos, sino que dejamos atrás el lugar donde nos sentíamos seguros y que sabíamos propio. Cuando el cambio es a otro país, la sensación de desarraigo y la incertidumbre por lo desconocido suelen ser mucho más fuertes, especialmente en los niños.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos para que la transición de la mudanza sea más fácil y llevadera?
-Habla con ellos.
Explica los motivos de la mudanza. ¿Se trata de un cambio a una casa más grande, más cercana al trabajo, a un lugar que consideran mejor para todos? ¿O es para “achicarse” y vivir en un lugar más económico que les permitirá vivir más tranquilamente? Sea cual sea el caso, comparte con ellos los motivos y las ventajas que el cambio le dará a la familia: viviremos en un lugar mejor, estaremos más cerca de la escuela, llegaremos más temprano del trabajo o viviremos más holgadamente. También habla de tus propios miedos e incertidumbres, y escucha los de ellos. Cuando callamos algo que nos preocupa, el problema no desaparece sino que adopta otras proporciones, que en el caso de los pequeños pueden volverse monstruosas. Y cuando les damos la posibilidad de hablarlas, podemos ayudarlos a calmarse y a echar luz y perspectiva sobre el asunto.
-Muéstrales de antemano el lugar donde vivirán.
Si es posible, llévalos a conocer la nueva casa y a recorrer la zona. Si no se puede, muéstrales fotos del nuevo hogar y de sus alrededores. ¿Hay parques cerca? ¿Dónde está la escuela? ¿Y el mercado? Esto los ayudará a anclar sus pensamientos y planear sobre una base real.
-Asegúrales que podrán llevar sus juguetes favoritos.
Mudarse no significa dejar sus cosas atrás. Y más allá de los muebles que no quieres llevar a la nueva casa o de los juguetes que ya no usan, asegúrate de sí trasladar las cosas que para ellos son importantes y que significan “hogar”.
-Asegúrales que seguirán en contacto con sus amigos y familiares.
Esto parece especialmente difícil en el caso de las mudanzas internacionales, ya que se pierde el día a día de las relaciones. Pero gracias a la tecnología, mantener la cotidianeidad con los seres queridos que están lejos es mucho más fácil de lo que parece. Si tus hijos tienen edad suficiente, pueden sentirse muy cerca gracias a las redes sociales y a las aplicaciones de videochat. Si son pequeños, ocúpate de comunicarlos para que puedan hablar y ver a sus tíos, abuelos y mejores amigos. ¡Tendrán tantas cosas nuevas para compartir con ellos!
-Nos mudamos a otro país, no a otro planeta.
En el caso de las mudanzas internacionales, explícales bien a dónde van (usa un mapa), a qué distancia queda de su viejo hogar, que pueden volver de visita y que sus familiares pueden visitarlos a ellos. Seguiremos estando acá, sólo que un poco más lejos.
-Prepárate y ármate de paciencia.
Porque es muy probable que si tus niños se sienten intranquilos con el cambio (aunque no lo expresen con palabras), cambien patrones de sueño, tengan pesadillas, estén menos cooperativos y se molesten por cualquier cosa. Acompáñalos con cariño porque no se trata de otra cosa que de la exteriorización de sus temores.
-Asegúrales que su familia seguirá estando para ellos.
Que sus padres y hermanos seguirán viviendo con ellos y que aunque el escenario cambie las rutinas, las personas y el amor seguirán siendo los mismos.
¡Buena suerte y feliz mudanza!