Antes teníamos llamadas de conferencia productivas donde poníamos toda nuestra atención, sacábamos conclusiones importantes, llegábamos puntuales y teníamos control de todo lo que hacíamos…

Ahora, sólo escuchamos el 50% de la conversación durante nuestras llamadas porque nos toca hacerlas desde el coche rumbo al pediatra, pues de la guardería llamaron para recoger a nuestros hijos, quienes, por cierto, vienen llorando por sentirse mal.

Durante las llamada nos escuchan el 10% de lo que hablamos porque olvidamos desactivar el botón mute –que activamos para enmudecer el llanto de nuestros hijos– antes de hablar. Mientras, nuestra cabeza piensa en la solución que daremos al cliente, nos acordamos que no hay suficiente leche en casa y ni una botana para ofrecerle a la visita que te acaba de anunciar tu esposo,  por lo tanto agregamos un pendiente más en nuestro día: ¡ir al supermercado!

Después de años de luchar para llegar a la cima en tu trabajo, de subir las empinadas escaleras corporativas, llegas a un punto muy “interesante” (por no decir un reto complicadísimo): ser una mamá profesional. O te agarras de las manillas de las escaleras sentadita en ese mismo escalón o sigues escalando, pero ahora cargando tu laptop, a tu bebé y la gran pañalera o simplemente decides bajarte de estas escaleras. Sin duda, las reglas del juego cambian y se convierte todo en un reto mas grande.

En esta nueva versión del juego, las escaleras y rampas están engrasadas con “Desitin”/Vaselina o protector solar 150 SPF por lo que será mas fácil resbalarte en el camino a lograr tus objetivos. No hay excusas válidas para no hacer una presentación estupenda a tu jefe y clientes tras una noche de sueño interrumpido por las molestias que tu bebé siente por salirle los dientecitos.

¡Ahora sí debemos ser multifacéticas! Llegar en la mañana a la actuación de nuestro hijo al colegio, correr a nuestra presentación con el cliente importantísimo (sin olvidar poner esa una gran sonrisa en tu cara, como si hubieses contado los segundos para verlo), combatir uno que otro sabotaje de aquella «compañera» que tiene todas las ansias de seguir escalando y ve tu situación como una oportunidad, y correr de regreso a casa al final del día para asegurarte que eres tú quien da de cenar y acuesta a tus niños a dormir.

Desde mi perspectiva, hay 3 maneras de llevar este juego para convertirse en la mujer que deseas ser:

1. Aquella que sigue escalando más y más alto sin dejar pasar una oportunidad, sin darse tiempo para respirar y mucho menos para tener hijos o si los tiene raramente verlos.

2. La que supone darse un tiempo, bajarse de las escaleras y cambiar su MBA por maestrías en playdates y actividades infantiles.

3. La que supone unirse al resto de nosotras, las que tenemos hijos, trabajamos y deseamos que ambos proyectos de vida crezcan. Las que queremos ser las primeras en dar soluciones y cerrar un negocio, y al mismo tiempo también pretendemos ser las primeras a las quienes nuestro hijos corran cuando necesiten un abrazo.

Lo más importante es tener claro cual es nuestra prioridad y entender que no podemos hacer todo al mismo tiempo y a la perfección. En mi caso no cabe duda que mi prioridad ahora es mi familia y estoy dispuesta a escalar más lento por un tiempo, a cambio de poder escalar de vez en cuando las escaleras para tirarme por la resbaladilla con mi hija de 2 años.

Tener hijos no es un impedimento para llegar y cumplir la meta profesional que te trazaste. En algunos casos, puede alargar un poco el tiempo en el que llegues, o cambiar del todo la ruta y hacerte trazar otra meta.

Lo importante es entender que no podemos ser los perfectos CEOs de la empresa e insuperables CEOs de nuestros hogares al mismo tiempo.

Podemos seguir creciendo profesionalmente y lograr nuestras metas, siendo más organizada y eficientes, estableciendo prioridades, tomando decisiones y aceptando y dejando ir algunas cosas por otras para ser felices con la bendición/dicha de tener una maravillosa familia y un trabajo que nos enriquece.

Un reto que, en definitiva, no es sencillo pero si doblemente satisfactorio.