El abuso sexual es definido como cualquier actividad sexual entre dos o más personas sin consentimiento de una de ellas.
El abuso sexual va desde la amenaza al engaño, la seducción y/o confusión. Podemos hablar de abuso siempre que el otro no quiera o sea engañado, (incluso dentro de la pareja). Es un acto que pretende dominar, poseer, cosificar a la persona a través de la sexualidad. Unas veces el agresor actúa desde la violencia explícita hacia la víctima, que se siente impotente, desprotegida, humillada. Otras veces, se vale de la confianza en él depositada para lograr, desde la cercanía de una relación afectiva, romper los límites de la intimidad e introducir elementos eróticos. Los métodos de abuso sexual, poder y control de retención incluyen una pareja abusiva y siguen algunas de las siguientes características:
- Forzarte a vestir de una manera sensual.
- Insultarte de forma sexual o llamarte con nombres sexuales.
- Ser forzada o manipulada a tener relaciones sexuales o realizar actos sexuales.
- Exigir el acto sexual incluso cuando estás enferma, cansada o después de hacerte daño.
- El daño con armas u objetos durante las relaciones sexuales.
- La participación de otras personas en actividades sexuales en contra de tu voluntad.
- Hacer caso omiso de tus sentimientos con respecto al sexo.
- Ser forzada a ver pornografía.
- Transmitir intencionalmente una enfermedad de transmisión sexual.
- La coacción sexual radica en el “continuo” comportamiento sexual agresivo. Puede variar de ser incitado y persuadido, al verte obligada a tener contacto. Puede ser verbal y emocional, en forma de declaraciones que te hacen sentir la presión, culpa o vergüenza.
- Hacerte sentir como si les debes algo. Por ejemplo, porque estás en una relación, porque has tenido relaciones sexuales antes, porque se gasta dinero en ti o te compró un regalo.
- Que te de drogas y alcohol para “aflojar” tus inhibiciones.
- Jugar con el hecho de que estás en una relación, diciendo cosas como: “El sexo es la manera de demostrar tu amor por mí“.
- Reaccionar negativamente con ira o resentimiento si dices que no.
- Ejercer presión después de decir que no.
- Tratar de normalizar tus expectativas sexuales: Ejemplo: “Lo necesito, yo soy un hombre”.